VOLUNTARIADO: NO TODO VALE

Olga Permanyer Martinez,Program Support & Innovation, Área de Desarrollo Global.

El proyecto de 1994 “Do No Harm” buscaba un proceso de aprendizaje basado en la experiencia, que incluía a agencias de cooperación al desarrollo y ayuda humanitaria internacionales y locales que proporcionaran ayuda en situaciones de emergencia. Su meta era aprender de las interacciones entre la ayuda prestada en tales situaciones de emergencia y las consecuencias que provocaban, que pueden llegar a ser muy perjudiciales sin quererlo.

Pero este proyecto, más allá de su objetivo principal, estandarizó dicho concepto del “do no harm” -la acción sin daño- y ha sido y es clave en el trabajo tanto en ayuda humanitaria como en cooperación al desarrollo. Puede resultar obvio, pero la historia nos ha demostrado que no lo es tanto: es primordial tener en cuenta las repercusiones de las acciones planificadas en estos contextos de alta vulnerabilidad porque esas acciones pueden tener consecuencias negativas inesperadas.

Es verdad que con este concepto cada vez se estudian y planifican mejor las acciones y se enmarcan en estrategias a medio y largo plazo, siempre que sea posible, trabajando con la comunidad local, y con procesos bottom-up que se han extendido como una buena práctica dentro del sector.

Pero ahora que llega el verano y el periodo vacacional, es inevitable reflexionar sobre los voluntariados. Porque todos conocemos a alguien que busca poder dedicar un par de semanas de sus vacaciones a conocer algún país exótico y aprovechar para poder colaborar en un proyecto de desarrollo, o nos aparecen en Instagram organizaciones que planifican vacaciones sociales o campamentos para jóvenes donde motivan su conciencia global. Y es muy importante poder valorar los pros y contras antes de tomar decisiones que, aunque movidas por buenas intenciones, puedan acabar teniendo resultados contraproducentes. Es por ello por lo que quisiera compartir unas reflexiones al respecto.
Primero quisiera ofrecer un poco de contexto, ya que la palabra voluntariado engloba muchas y muy diversas prácticas. Si acudimos a la Ley 45/2015, de 14 de octubre, de Voluntariado (en adelante Ley 45/2015) que en su artículo 3 —concepto de voluntariado- y en el 8— de los voluntarios— establece que el voluntariado debe ser:

  • Decisión libre de la persona.
  • De carácter solidario.
  • De manera gratuita, sin compensación económica o material.
  • A través de una entidad de voluntariado.

En segundo lugar, es importante poder matizar los términos. El voluntariado se realiza de una manera organizada, tiene estrategia a largo plazo, tiene una causa social por objetivo, se basa en la movilización social y tiene un seguimiento y evaluación constante de los resultados. El voluntarismo está hecho de acciones eventuales y aisladas, a menudo diseñado para ayudar a un individuo. Y finalmente cabe mencionar un nuevo término acuñado actualmente que es el volunturismo, o también llamado turismo solidario, que hace referencia a las vacaciones organizadas a algún país del sur global donde se dedica una parte del tiempo a colaborar en proyectos de ONGs. Y es aquí donde repescamos nuevamente el concepto del “do no harm” porque muchas veces esa acción es peor que la inacción. Esa acción viene más motivada por la ganancia personal y la experiencia propia que por la aportación que realmente se va a realizar en destino.

En el año 2014 hubo un post escrito por Pippa Biddle que se volvió viral. En ese post explicaba que ella, como experiencia veraniega ofertada por su escuela, había participado en un viaje “solidario” de dos semanas a Tanzania. Eran un grupo de 14 estudiantes que iban a construir una biblioteca en una escuela durante la primera semana y a hacer un safari la segunda. Obviamente sus conocimientos técnicos no eran apropiados y aunque se pasaban el día poniendo ladrillos, por la noche profesionales locales los quitaban y los volvían a poner correctamente… Este es un ejemplo que puede sonar extremo, pero no lo es. ¿Cuánta gente se va dos semanas a enseñar un idioma sin tener experiencia, o a trabajar en un orfanato, volviendo luego con el corazón lleno, pero dejando ahí a niños y niñas desolados/as que cada dos semanas tienen que decir adiós a alguien a quién le han cogido cariño? Pero fue muy importante darle visibilidad al problema porque este post consiguió abrir una discusión muy necesaria en el sector. ¿Todo vale?

Por eso, en último lugar, desde aquí quisiera aprovechar este espacio para hacer un llamado a la razón. Obviamente es muy importante el trabajo de cooperación, pero no hay que olvidar que es un sector profesionalizado y que precisamente se trabaja para poder aportar un conocimiento técnico. Por ejemplo, que un mes al año una doctora se desplace a terreno para ayudar en hospitales locales porque no hay personal. Perfecto. Porque eso no solo ayuda, sino que también se busca que deje capacidad instalada en el equipo médico que trabaja en ese hospital, probablemente con escaso acceso a nuevos conocimientos y avances médicos. ¿Pero si vas a hacer algo que ya pueden hacer ahí -como la mencionada construcción de la biblioteca -qué valor aporta a la comunidad? ¿No hay profesionales cualificados locales que sepan cómo hacerlo? Porque a la vez se
dinamizaría la economía local al ofrecer puestos de trabajo aprovechando la presencia de una organización internacional que atrae fondos e inversión extranjera y motiva proyectos que posteriormente pueden pasar a manos de entidades públicas locales que garanticen su sostenibilidad en el tiempo.

Por lo tanto, lo que se ha de buscar es promocionar el trabajo y la experiencia local. Descolonizar procesos. Y optimizar recursos y tiempo. En palabras de Beatriz Lecumberri a través de Planeta Futuro, “ser voluntario en el extranjero durante el verano genera tanto entusiasmo en los aspirantes como reticencias en muchas ONG y receptores de ayuda. Dedicar su tiempo a los demás es siempre loable, pero no todo vale”.

Pero esa intención, ese tiempo, y esos recursos, son muy importantes. ¿Por qué no redirigirlos hacia espacios, entidades y necesidades locales? En todas las ciudades de España hay iniciativas que necesitan de gente comprometida, que pueda ofrecer su tiempo a más medio o largo plazo, y que aporten valor a las propias comunidades. Porque siempre se prioriza lo exótico de lo ajeno y lejano, pero no hay que olvidar que en todos los países hay necesidades no cubiertas, donde es vital el trabajo de las entidades sociales, y eso también es voluntariado.

Referencias:

“Ir como voluntario a África, abrazar niños y colgar la foto en Instagram. No, gracias”. Lecumberri, Beatriz. Planeta Futuro, 2023.

“The problem with little white girls (and boys): why i stopped being a voluntourist”. Pippa Biddle, The Problem With Little White Girls (and Boys): Why I Stopped Being a Voluntourist (pippabiddle.com)

“El valor del voluntariado en el tercer sector: nuevos escenarios”. Benlloch Sanz, Pablo. Observatorio del voluntariado.