PUENTES DE ACEPTACIÓN Y COMPRENSIÓN
Cristina Morató, Project Manager, Área de Bienestar Emocional
Nos comunicamos cada día, en todo momento, de manera constante. Incluso cuando estamos en silencio, estamos comunicando, con nuestro cuerpo, nuestras expresiones. La comunicación es una necesidad humana, es un puente de unión entre las personas, tanto en el ámbito personal como profesional. En la escuela, la comunicación también es indispensable. Es el nexo entre los diferentes colectivos de la comunidad educativa: equipo directivo-claustro, escuela-familias, maestros-alumnos, claustro-equipo mediodía, entre otros.
A la vez, la comunicación es una habilidad que se puede entrenar, mejorar, en la que podemos poner conciencia y que también nos puede ayudar a conocernos a nosotros mismos/as. En la escuela se le da mucha importancia a la comunicación a nivel pedagógico, ¡obviamente! Los niños reciben clases de idiomas, de ortografía, de gramática, se explican los emisores, los receptores… Pero además hay que considerar que una comunicación efectiva es un elemento clave para el desarrollo en el bienestar emocional de los niños y niñas.
Con una comunicación efectiva podemos mejorar el acompañamiento emocional que, como adultos de referencia, damos a los niños/as que se encuentran en proceso constante de aprendizaje. Para disfrutar de una crianza/educación sana y enriquecedora tenemos que comunicarnos de manera clara, efectiva y empática. No olvidemos que somos un modelo en todo momento, y que el tono de voz, la comunicación verbal y no verbal, y el vocabulario que utilizamos, tiene un impacto en los niños/as que acompañamos. Elegimos las palabras que queremos usar, los adjetivos con los que nos referimos a ellos, el momento en el que nos comunicamos, el contacto visual, la entonación.
Una comunicación efectiva por parte de los adultos/docentes/profesionales favorece el aprendizaje de los niños/as, fortalece las relaciones y favorece la creación de vínculos sanos entre niños y adultos, y entre el grupo de iguales.
Aun teniendo en cuenta la gran importancia que tiene la comunicación, no siempre tenemos las herramientas para poderla mejorar, o no ponemos el foco que requiere, pues damos por hecho que el otro ya nos entiende, o que necesita los mismos elementos que nosotros para entender el mensaje que queremos transmitir. Pero la comunicación humana es compleja y cuando compartimos relaciones personales o profesionales con otras, la comunicación es un elemento clave.
Desde el programa Komtü, antes de iniciar la implementación, realizamos un análisis de fortalezas y debilidades de las escuelas. Uno de los aspectos con margen de mejora común, en un 90% de los casos, es la comunicación entre equipos, entre ciclos, o entre diferentes miembros de la comunidad educativa. Se observan márgenes de mejora tanto en los canales de comunicación, como en estilos comunicativos, hechos que desencadenan dificultades de comprensión y de poner en común objetivos entre los diferentes interlocutores. Es muy frecuente que la información que se comparte sea malinterpretada, creando confusión y esto genere falta de confianza y dificultades de liderazgo.
Debido a esta observación, trabajar la mejora de la comunicación en las escuelas es uno de los objetivos principales de la hoja de ruta que el programa Komtü teje con los equipos directivos de las escuelas. Entendemos que la mejora de la comunicación permite una mejora de la gestión de la escuela, y también un mejor cuidado de las personas del equipo, propiciando un mejor clima escolar, y una mejor relación entre los diferentes miembros de la comunidad educativa.
Para poder trabajar este objetivo, se realiza una formación en habilidades comunicativas, incluyendo aspectos de comunicación no violenta, escucha activa, círculos de diálogo, y otras herramientas que pueden propiciar el entendimiento y el trabajo en común por el objetivo final del programa y de las escuelas, el bienestar de los niños y niñas.
Una nueva propuesta que queremos ofrecer como pilotaje este curso en una escuela es el modelo Bridge® (creado por Ferran-Ramon Cortés i Alex Galofré) en inglés “puente”. Este es un modelo que ayuda a identificar el estilo relacional y comunicativo de las personas que conforman los equipos directivos, para poder trabajar la mejora de la comunicación en el centro a través de las especificidades de los estilos comunicativos de las personas que lideran la gestión de la escuela.
Todas las personas tenemos estilos diferentes, y esto hace que recibamos la comunicación de forma diferente. ¿No os ha pasado nunca que con algunas personas os entendéis fácilmente casi sin deciros nada y, en cambio, con otras os resulta más difícil? Si adaptamos la comunicación al estilo de la persona a la que nos dirigimos, hace que nos podamos entender mejor, y así evitaremos malentendidos y conflictos.
El modelo Bridge® parte de dos ejes; el primer eje es el racional-emocional, y lo identificamos por la forma en que tomamos las decisiones. Todas aquellas personas que deciden basándose en criterios puramente objetivos son más racionales, y, en cambio, los que se guían por criterios subjetivos son más emocionales. Por ejemplo, a la hora de comprarnos un coche, hay los que se fijan y priorizan las prestaciones del automóvil, son más racionales o los que se guían por “el enamoramiento de la sensación al volante” que serían más emocionales. El segundo eje es el reflexivo-activo y se basa en nuestro ritmo vital. Aquellas personas que se toman el tiempo necesario para pensar detenidamente las cosas antes de actuar son reflexivas, decimos que lo tienen que rumiar con la almohada, mientras que hay otros que actúan y piensan al mismo tiempo, o que se tiran a la piscina sin pararse a pensarlo demasiado, son activas. Esto no quiere decir que con todas las decisiones actuamos así, pero sí que hay cierta tendencia a actuar de una manera u otra.
Y esto nos configura los cuatro estilos relacionales: Tierra, Fuego, Aire y Agua, todos los estilos tienen atributos más positivos, y atributos que nos suponen un reto: tienen las dos caras de la moneda, no tenemos unos sin los otros. Y también hay que mencionar que todas las personas tenemos un poco de todos los estilos en diferentes porcentajes.
Las personas en las que predomina el estilo fuego son apasionadas, francas y valientes y les gusta el reto y la confrontación. Necesitan titulares claros, “ir al grano” y saberlo todo. No les gusta la indecisión y la falta de acción.
Las personas en las que predomina el estilo aire son entusiastas, sociables, curiosas y expresivas. Necesitan una comunicación estimulante, visual y conectan con las metáforas. No les gustan los procedimientos y protocolos, y tampoco la poca expresividad.
Las personas en las que predomina el estilo agua son empáticas, compasivas, y tienen una alta sensibilidad. Necesitan conexión personal, historias y ejemplos. Les molesta la agresividad y la presión.
Las personas en las que predomina el estilo tierra son pragmáticas, realistas y les gusta vivir con los pies en la tierra. Necesitan entender las cosas, quieren tener toda la información y son amantes de los datos precisos; no los gusta que les vendan humo.
¿Te sientes identificado/a? ¿Con qué elemento te sentirías más cómodo? ¿Has pensado en qué estilos tienen las personas que te rodean o con las que trabajas?
Bridge® como herramienta nos permite una aplicación próxima, intuitiva y universal con todos los colectivos. Al hablar de los elementos de la naturaleza, habitualmente todos conectamos. También nos permite afrontar conversaciones complejas entre diferentes equipos, entre ciclos, y también a la vez de las tutorías entre docentes y familias.
Aventúrate a explorar y ver con qué otro estilo tienes buena conexión o dificultad para poder trazar puentes de comprensión y aceptación; y así conseguir relaciones sanas y positivas entre los diferentes estilos.
Ramón-Cortés, F., Galofré, A. (2015) Relaciones que funcionan: Cómo entenderte hasta con tu peor enemigo. Conecta.