POR UNA MEJOR MOVILIZACIÓN DE LOS SOCIOS INSTITUCIONALES: EL EJEMPLO DE LA FUNDACIÓN NOUS CIMS EN SENEGAL

Pape Makhtar, representante de país, Senegal.

Asociación es la relación entre dos o más organizaciones o entidades para la implementación de un proyecto o programa. Debe basarse en una cooperación de igualitaria y en la confianza mutua, el respeto a los compromisos, la transparencia y la reciprocidad. La asociación entre ONG e instituciones públicas sigue siendo compleja debido a los diferentes roles y prerrogativas complejas que ambas partes deben gestionar con inteligencia para poner fin a las disputas posicionales y favorecer la acción.

La institución pública sigue siendo la artífice de la política pública de desarrollo y la garante de su adecuada ejecución. A nivel descentralizado, asegura la correcta implementación de las políticas y estrategias definidas por el Estado central y asegura la coordinación, apoyo, seguimiento y control de las actividades de los distintos actores. Un papel a la vez de socio y de agente de ejecución, seguimiento y control que debe estar equilibrado.

Las ONG, por su parte, apoyan los esfuerzos del Estado y de las instituciones públicas con recursos y apoyo técnico, y capitalizan las experiencias extraídas de sus múltiples intervenciones. En la mayoría de los casos se trata de relevos en el marco de la cooperación al desarrollo.

En esta relación de asociación, ambas partes deben, en principio, salir ganando: las ONG pueden influir en la política estatal satisfaciendo las demandas de los grupos de interés, mientras que la administración adquiere conocimientos y ayuda para encontrar soluciones. “Aunque estas relaciones no contienen en sí mismas factores de desigualdad, es innegable que el Estado se encuentra en una posición de fuerza en comparación con las ONG. Por eso se encuentran constantemente en una situación de desequilibrio: deben exigir que su opinión sea tomada en cuenta mientras el Estado puede optar por prestarle atención o ignorarla. » ( Fuszara , 2005, p. 256).

Así, la colaboración entre estos dos socios debe estar condicionada por la independencia de cada uno, que no se adquiere cuando uno de ellos (en este caso el Estado) asume un papel de control y se atribuye la prerrogativa de poner fin a la intervención del otro.

Desconfianza y duda

La colaboración entre instituciones públicas y ONG no siempre es buena y muy a menudo sigue siendo precaria. Aunque se considere un secreto a voces, se ha observado en la colaboración entre socios institucionales y ONG cierta desconfianza y dudas por parte de ambas partes, haciendo que la relación de trabajo sea compleja y difícil.

Por un lado, las instituciones públicas reclaman cierta autoridad en términos de definir la política pública de desarrollo: el socio público confía así en su conocimiento del entorno local y en su papel como fuerza pública de gobernanza y guardián de la soberanía nacional en materia de política pública de desarrollo. Incluso si las instituciones públicas reciben apoyo en la implementación, guardan celosamente su misión de controlar la conformidad de las intervenciones de las ONG con las políticas definidas por el Estado y la buena gestión de los recursos. También les corresponde garantizar el cumplimiento escrupuloso de las leyes y reglamentos que rigen las intervenciones de las ONG.

En cuanto a las ONG, quieren ser críticas y reservarse el derecho de dar su opinión y no seguir ciegamente las iniciativas públicas. La actitud singularmente exigente de algunas ONG, el desarrollo de programas y proyectos a menudo considerados desfasados de las políticas públicas, la débil implicación de las autoridades públicas en la definición de su estrategia de intervención, entre otros, nos llevan a considerar esta colaboración como una necesidad desafortunada.

El socio público sospecha de lo que considera un apoyo guiado por los intereses de un donante y no una intervención basada en las necesidades reales expresadas por las comunidades. Las ONG, por su parte, siguen preocupadas por la capacidad de gestión de los poderes públicos, el uso correcto de los recursos y viven con el peso de sus compromisos con los donantes y la búsqueda de un impacto real de su intervención en la vida de las comunidades.

Sin embargo, una vez que esta colaboración tiene éxito, da lugar a una sinergia y complementariedad en las intervenciones basadas en el intercambio de experiencias y conocimientos y una transferencia de habilidades para una mejor sostenibilidad de los conocimientos adquiridos. Esto, combinado con la participación de las comunidades a través de un fuerte compromiso y una buena apropiación de las intervenciones, sin duda genera un impacto positivo y duradero.

Colaboración con instituciones públicas en el caso de la Fundación Nous Cims:

Fundación Nous cims apoya los esfuerzos de desarrollo mediante la financiación de proyectos en beneficio de ONG nacionales y locales para una mejora sostenible de las condiciones de vida de las poblaciones. Los proyectos financiados se centraban en áreas diversas, incluidas la educación, la nutrición, el empoderamiento de las mujeres, el apoyo a los grupos vulnerables, la preparación para la reintegración socioeconómica de los niños detenidos, la empleabilidad y la formación de jóvenes profesionales, etc. Estas múltiples intervenciones se distribuían en más de diez localidades de todo el país: una ambición que requería de una armonización óptima para lograr impacto.
Por eso, la fundación ha lanzado desde 2022 la definición de una nueva estrategia con orientación territorial y temática.
Después de una cuidadosa evaluación de las necesidades, prioridades y representatividad de las OSC, los departamentos de Pikine y Saint Louis fueron seleccionados como Zonas Modelo para una intervención que pretende ser inclusiva y tener un impacto real en la vida de las poblaciones. Este ejercicio estratégico se convierte así en un proceso minucioso, un importante trabajo de identificación y movilización de los actores, pero también de intercambio, investigación y producción. En este sentido, el socio institucional debe estar presente desde el inicio hasta el final del proceso para desempeñar mejor su papel de apoyo y seguimiento de las iniciativas de desarrollo.

  • Del diagnóstico a la validación de la estrategia:

Desde el diagnóstico hasta la validación y perfeccionamiento de la nueva estrategia, la fundación demostró apertura hacia las partes interesadas identificadas (OSC, comunidades, socios institucionales, sector privado, poblaciones, etc.). En esta etapa crucial, los actores institucionales responsables de las políticas públicas tenían un papel importante que desempeñar. Así, se realizó un mapeo inicial de socios institucionales con el fin de contar con un directorio completo de servicios descentralizados a nivel de nuestras Zonas Modelo. Este trabajo realizado en colaboración con el nivel central (Ministerio y Direcciones Generales, etc.) supuso un paso importante para poner en marcha un buen diagnóstico. Así, la parte institucional de este trabajo se centró en el inventario de las políticas hasta ahora desarrolladas por el Estado y sus servicios descentralizados , las acciones implementadas, las dificultades encontradas; una definición de las fortalezas y debilidades de las políticas públicas desarrolladas sobre nuestros temas de intervención. Este trabajo también permitió tener referencias en términos de datos estadísticos para un mejor seguimiento. Toda esta información combinada con la recibida de actores de la sociedad civil, actores comunitarios y otras agencias de desarrollo nos permitió tener una situación real de las políticas implementadas hasta el momento, pero también de los desafíos para un mejor impacto. En este deseo de establecer una intervención con un impacto seguro y que se beneficie de una buena apropiación por parte de las poblaciones, los socios, en particular las instituciones públicas, consideraron necesario realizar estudios adicionales para resaltar las razones subyacentes de las dificultades de determinadas intervenciones y las expectativas de las poblaciones sobre las políticas, proyectos y programas desarrollados. La colaboración con socios institucionales facilitó en gran medida este trabajo de investigación con su participación en la validación de los TDR, la búsqueda de las autorizaciones necesarias y la implementación. Es el caso de la participación del laboratorio de investigación en nutrición de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar, referencia en la materia, de los distritos sanitarios de Saint Louis y de Pikine y Mbao en el contexto del diagnóstico del estado nutricional de los niños. los IEF de Saint Louis y Pikine como parte de la evaluación de desempeño y los centros de empleo de Saint Louis y Pikine para cuestiones relacionadas con la empleabilidad de los jóvenes con el estudio de nichos prometedores.

Así, los socios se basaron en el diagnóstico enriquecido por los resultados de los estudios e investigaciones realizados en las áreas de intervención para desarrollar teorías de cambio que sirvieran de referencia para el programa de la Fundación en Senegal. Este trabajo de desarrollo estratégico fue obra de diferentes socios que desempeñaron un papel importante. Volviendo a la participación de actores institucionales, esto permitió, más allá del aporte técnico, mantener el programa alineado con las políticas públicas, suponiendo una forma de minimizar dificultades con las instituciones en el momento de su implementación. Estas teorías del cambio fueron validadas por diversas partes interesadas, incluidas instituciones públicas, antes de traducirse en un plan de acción.

  • En ejecución, seguimiento y dinamización:

A esta etapa puramente estratégica le sigue la implementación del programa. La fundació Nous cims no es una entidad de ejecución e implementación, sino de financiación y apoyo técnico, por lo que se compromete a poner a disposición de los socios los medios económicos y el apoyo técnico para la ejecución de este programa. Como resultado, la fundación es responsable de financiar, dentro de sus posibilidades, las iniciativas de las ONG nacionales y locales derivadas del programa. Incluso si las instituciones públicas no pueden ser beneficiarias de financiación directa, desempeñan un papel importante en la validación de las propuestas de proyectos y su implementación. Es en este contexto que la fundación requiere para cualquier propuesta de proyecto una carta de acuerdo firmada por el representante institucional que trabaja en el tema y un diagrama de la colaboración en la implementación.

Además, para una continua dinamización de esta fructífera sinergia y un mejor seguimiento del programa, se crean en cada Zona Modelo tres grupos temáticos para el seguimiento de los aspectos técnicos y un grupo impulsor para la supervisión del programa. Las instituciones públicas son automáticamente responsables de coordinar los grupos temáticos para mantener esta prerrogativa de garante de políticas y estrategias a nivel de la zona de intervención. Aunque desempeñan un papel importante en el desarrollo de nuestro programa, los grupos temáticos siguen siendo órganos de dinamización asociados a dicho programa y en ningún caso serán paralelos ni sustituirán a los grupos sectoriales creados a menudo por las autoridades públicas.

Apoyo en complementariedad

Las organizaciones de la sociedad civil y las autoridades públicas no deberían en ningún caso considerarse rivales ni competir. Si la idea de mejorar las condiciones de vida de las poblaciones sigue siendo su único objetivo, estos actores deberían demostrar complementariedad en sus acciones, y esto sigue siendo posible gracias a una colaboración franca y a la transparencia en la gestión.

Por lo tanto, las instituciones deberían abrirse más a las ONG, permanecer accesibles, disponibles y dispuestas a apoyar proyectos y programas. También deben poner a disposición datos e información no confidenciales y garantizar la armonización y buena coordinación de las intervenciones, todo ello en el marco de una asociación ganadora.

Nosotros, los demás actores de la sociedad civil, debemos entender que apoyamos los esfuerzos de los poderes públicos y nunca podremos sustituir al Estado ni asumir sus prerrogativas. En este sentido, es nuestra responsabilidad alinearnos con las políticas y estrategias globales definidas por el Estado que nos acoge y nos da plenitud para ejercer. Nuestros proyectos y programas tienen todos una vida útil con un presupuesto definido en el momento en que la carga del Estado permanece íntegra y forma parte de una eternidad, mientras exista la nación el Estado y los poderes públicos tendrán la responsabilidad de satisfacer las necesidades de las poblaciones. Por lo tanto, es nuestra responsabilidad alinearnos con las políticas estatales, lo que de ninguna manera significa seguirlas ciegamente. De hecho, tenemos mucho que aportar a través de la participación activa en la definición de políticas y en la promoción de decisiones a favor de las causas que defendemos. Defendamos un ejercicio que de ninguna manera debe ser responsabilidad exclusiva de la sociedad civil, sino más bien una acción colegiada con todos los actores involucrados, particularmente las comunidades.

En última instancia, resulta necesario, incluso esencial, mantener una colaboración franca y sincera entre todas las partes interesadas, incluidas las instituciones públicas, en todas las etapas para lograr intervenciones útiles y sostenibles con un impacto real en la vida de las comunidades.