LA APROPIACIÓN ES LA CLAVE DEL ÉXITO EN LA SOSTENIBILIDAD DE LOS PROYECTOS

Pape Makhtar, Responsable de país, Senegal, Área de Desarrollo Global

La apropiación de los proyectos de desarrollo es el primer paso hacia su sostenibilidad. Al involucrar a las comunidades locales y a las partes interesadas en todo el proceso del proyecto, nos aseguramos que las iniciativas se adaptan mejor a las necesidades locales y puedan ser gestionadas eficientemente a largo plazo.

Sin embargo, para garantizar la sostenibilidad de los proyectos de desarrollo, también es importante tener en cuenta todos los contextos en sus diferentes componentes: políticos, económicos, sociales y ambientales. Esto significa que los proyectos deben ser diseñados para satisfacer las necesidades identificadas por las comunidades locales, ser económicamente viables y respetuosos con el medio ambiente.

En resumen, la apropiación es un primer paso crucial hacia la sostenibilidad de los proyectos de desarrollo, pero debe ir acompañada de una planificación y ejecución reflexivas.

La aparición del concepto de apropiación es bastante reciente y está estrechamente relacionada con la evolución del pensamiento sobre el fenómeno del “desarrollo”. La palabra desarrollo es a la vez generosa y ambigua. El concepto de desarrollo surge en las décadas de 1940-1950, cuando se percibe que aún existen desigualdades entre las regiones en las sociedades ricas y se producen movimientos sociales a nivel mundial a favor de la descolonización. Las reflexiones sobre el concepto de desarrollo otorgan un papel más importante a los seres humanos, tanto individual como colectivamente, en la creación del mundo y en el crecimiento de la riqueza. Según François Partant: “el desarrollo solo puede ser la realización progresiva de un doble potencial: por un lado, el potencial que representa cualquier comunidad humana y todos los individuos que la componen; por otro lado, el potencial que constituye el entorno físico en el que se encuentra esta comunidad, un entorno que utiliza para asegurar su existencia y preparar la de las generaciones futuras. De la misma manera que un niño se desarrolla convirtiéndose en adulto y no simplemente poniéndose un traje de adulto, una sociedad se desarrolla a partir de lo que es en sí misma, aprovechando los recursos que la rodean y que varían mucho de un lugar a otro en el planeta”.

Por lo tanto, entendemos fácilmente que el fundamento del desarrollo socioeconómico tan buscado en nuestras intervenciones no se limita a una ambición política, sino más bien a un compromiso de las diferentes partes interesadas de todos los ámbitos. La gestión inclusiva y colegiada garantiza la apropiación de nuestras intervenciones a través de la participación activa y continuada de las comunidades locales y las partes interesadas en la implementación de los proyectos y la reflexión sobre su sostenibilidad. Esto se puede lograr fortaleciendo las capacidades locales y asegurando la transferencia de competencias y recursos adecuados. La apropiación pasa necesariamente por la implicación de las diferentes partes interesadas, no se limita simplemente a compartir las acciones previstas o a una implementación concertada, sino que debe ser una acción transversal y continua en los diferentes niveles del proyecto.

La identificación, planificación, implementación, seguimiento y evaluación son etapas fundamentales del proceso de desarrollo, pero es crucial repensar cómo abordamos estas etapas para fomentar una verdadera apropiación por parte de las partes interesadas. Los beneficiarios ya no deben ser considerados como meros receptores pasivos, sino como actores beneficiarios y garantes del éxito de las intervenciones.

Algunas acciones de desarrollo logran generar mejoras sostenibles, mientras que otras solo logran cambios puntuales o incluso fracasan debido a la falta de pertinencia y apropiación por parte de las partes interesadas. Las causas del fracaso en la apropiación son diversas:

  • La prisa de los financiadores y las agencias ejecutoras, que dejan poco espacio para el éxito en la apropiación. Esto debilita las iniciativas comunitarias, socaba la confianza en sí mismas y evita que las poblaciones adquieran habilidades y comprensión de los problemas. Las poblaciones terminan percibiendo el proyecto como una fuente de financiamiento externo o una obra de caridad, lo que limita su compromiso real.
  • La falta de estudios técnicos o socioeconómicos de viabilidad, o la existencia de estudios incompletos o incorrectos. Estas deficiencias iniciales a menudo conducen a defectos de construcción o situaciones que comprometen la ejecución y la sostenibilidad de las obras del proyecto.
  • Intervenciones rígidas concebidas de manera aislada y que no se adaptan a las realidades socioeconómicas locales, al ritmo de progreso, a la capacidad de absorción y a las necesidades reales de las poblaciones. La falta de conocimiento de la realidad de los beneficiarios, la falta de empatía, respeto y confianza son ingredientes perfectos para el fracaso del proyecto.
  • El establecimiento de agencias ejecutoras cuyos centros de toma de decisiones se encuentran fuera del área de intervención, lo que retrasa el intercambio de conocimientos e información y limita la supervisión efectiva.
  • La falta de un sistema de gestión y control coordinado.
  • Cuando las acciones de desarrollo son llevadas a cabo por el Estado, el fracaso a menudo está relacionado con las mismas estructuras administrativas y su falta de comunicación. Estas estructuras adoptan un enfoque burocrático descendente (top-down) que no permite la participación de las poblaciones objetivo en la identificación de los problemas, lo que bloquea su autonomización. Un enfoque coercitivo alienta a las poblaciones a agruparse únicamente para obtener beneficios, sin pensar en su autonomización.

Por lo tanto, las iniciativas que tienen éxito son aquellas que evitan estos errores e incorporan los siguientes enfoques y maneras de funcionar:

  • Después de varias sesiones de identificación, observación, información y discusión, se elaboran con las comunidades y para las comunidades.
  • Organizan sesiones de capacitación y fortalecimiento de capacidades para los responsables de las organizaciones comunitarias.
  • Tienen un sistema de seguimiento y control del proyecto inclusivo (involucrando a las diferentes partes interesadas) establecido por la agencia ejecutora o de gestión del proyecto.
  • Realizan la evaluación de los resultados junto con las comunidades.
  • Saben establecer y mantener redes de comunicación.
  • Tienen un seguimiento institucional y reportes periódicos sobre los aspectos más destacados y las actividades en curso.
  • Han logrado la participación de los responsables de las “estructuras administrativas”, quienes a su vez han sido capaces de “crear” y mantener redes de comunicación con los grupos objetivo.

En definitiva, todos estos aspectos facilitan la apropiación adecuada del proyecto por parte de los grupos meta. De esta manera, las parte implicadas:

✓ Habrán tomado conciencia de sus problemas, sus necesidades profundas y habrán ganado confianza.
✓ Habrán comprendido desde el principio el proyecto con sus objetivos y desafíos.
✓ Habrán participado en el proyecto, impulsados por líderes locales, y se habrán organizado para cumplir con el cronograma de trabajo conjunto.
✓ Habrán tomado decisiones a todos los niveles gracias a una gestión transparente e inclusiva del proyecto.

Por lo tanto, es importante comprender que la apropiación se considera como el primer hito en el proceso de sostenibilidad de cualquier proyecto de desarrollo. Mediante la participación y apropiación de un proyecto o programa por parte de las diferentes partes interesadas, se puede garantizar el establecimiento de un proceso de sostenibilidad político, institucional, comunitario, técnico, económico y financiero a través de una dinámica organizativa inclusiva. La apropiación es, en definitiva, tanto un enfoque como un comportamiento, que es clave para la sostenibilidad de los proyectos.