EL NIVEL DE ESTUDIOS DE LAS PERSONAS: ¿UN FACTOR DETERMINANTE EN LA SALUD Y LA ESPERANZA DE VIDA?

La formación académica que obtiene una persona puede definir sus condiciones vitales, por este motivo, reducir el abandono escolar prematuro puede ser un factor clave en la esperanza de vida de la sociedad

Lali Bueno, Técnica de formación del Programa Zing; y Verónica González, Project Manager del Programa Zing.

Reducir el abandono escolar prematuro (AEP), entendido como el hecho que los y las estudiantes no obtengan ninguna titulación académica por encima de la secundaria inferior, es uno de los retos principales actualmente, puesto que permite garantizar un nivel de estudios superior a la sociedad y, en consecuencia, condiciona directamente las oportunidades y el futuro de los y las jóvenes del territorio.

La Unión Europea fijó el objetivo de reducir la tasa de AEP en un 9% por el año 2030. Según datos extraídos de un informe de la Fundación Bofill (Curran, Montes, 2022), en España solo cuatro comunidades autónomas cumplen el objetivo europeo y Cataluña se mantiene por encima de la media española con un 14%, todavía lejos del propósito.

Este reto es todavía más alarmante en los contextos más vulnerables. Los datos demuestran que abandonan más los y las jóvenes que tienen progenitores con menos niveles de estudios y que viven en hogares con pocos ingresos, es decir, el abandono se ensaña con aquellos hogares más desfavorecidos. Estos datos, a su vez, se relacionan con sus expectativas de futuro y con su posibilidad de movilidad social.

El grupo de investigación Globalización, Educación y Políticas Sociales (GEPS) del Departamento de Sociología de la Universitat Autònoma de Barcelona ratifica esta realidad, en un informe reciente (Jover, Manzano, 2024), exponiendo que el AEP tiene un claro impacto en la reducción de oportunidades de las personas que lo viven y en su desarrollo vital, incidiendo directamente en aspectos tan importantes como la tasa de paro, la empleabilidad en segmentos menos cualificados, las dificultades para pagar la vivienda, peores condiciones de vida, peor estado general de la salud y un peor bienestar subjetivo. Estos indicadores, a su vez, tienen como resultado una menor esperanza de vida, aspecto en el cual se centrará este artículo.

El abandono escolar prematuro tiene más incidencia en hogares más desfavorecidos e impacta en su desarrollo vital

Relacionar entonces el abandono escolar prematuro y el nivel de estudios alcanzado con la situación socioeconómica de quienes lo viven es una tarea determinante para poder hacer una mirada social de esta realidad. Esta mirada, al mismo tiempo, pone de manifiesto que la formación académica que logra una persona puede ser un factor condicionante en su esperanza de vida.

Y así lo indican los datos extraídos del INE que, en comparativa, muestran que la esperanza de vida mantiene una tendencia más elevada en personas que han realizado los estudios superiores que los que no los han logrado. Y, correlacionando ambos escenarios mencionados, la esperanza de vida se mantiene más elevada en los hogares con una renta más alta, entendiendo que los datos muestran como las personas que conviven en un entorno con más recursos económicos (cuartil 4) abandonan por debajo del 1%, mientras que las que se encuentran en la situación de más precariedad económica lo hacen en casi un 20%.

 

 

Fuente: Gráfico extraído de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Fuente: Curran, M., Montes, A. (2022). L’abandonament escolar prematur a Catalunya.

¿Cómo impacta el nivel de estudios a las condiciones vitales, el bienestar subjetivo y la esperanza de vida? Profundizamos con datos

Nivel educativo y condiciones vitales

Se evidencia que la educación tiene un papel fundamental en la mejora de las condiciones de vida y el bienestar económico de las personas. Idea que también se alinea con la teoría de capital humano del economista Gary S. Becker, expuesta en su libro ‘Human Capital’ de 1964. Esta teoría sostiene que la inversión en educación proporciona rendimientos positivos, como por ejemplo una mayor probabilidad de participación en el mercado laboral, estabilidad en la empleabilidad y mejoras salariales. Escenario que fomenta que las personas con un nivel educativo más alto tengan más recursos y conocimientos para acceder a servicios sanitarios, adoptar hábitos de vida saludables y tomar decisiones informadas que impacten positivamente sobre su salud.

Al mismo tiempo, las desigualdades educativas tienen efectos duraderos desde la infancia. Los niños y niñas que crecen en entornos desfavorecidos tienen más probabilidades de tener un peor rendimiento escolar y, como adultos, perciben ingresos más bajos y experimentan más dificultades a la hora de proporcionar una buena atención a sus propios hijos e hijas, perpetuando así el ciclo de pobreza y abandono escolar prematuro. Estas condiciones iniciales adversas afectan significativamente a su desarrollo y oportunidades futuras, tal y como destaca el informe ‘Closing the Gap in a Generation’ de la Organización Mundial de la Salud (2008).

Nivel educativo y bienestar

La salud autopercibida también es un indicador clave del estado de salud general. Las personas con niveles educativos más bajos tienden a percibir su salud como peor en comparación con aquellas con más educación. Según los datos recogidos en el estudio ‘Salud percibida y nivel educativo el España’ (Aguilar, Carrera, Rabanaque, 2015), el grupo con menos educación en España, muestra un alto porcentaje de mala salud autopercibida. Este fenómeno, conocido como gradiente social de la salud, indica que cuanto más bajo es el nivel socioeconómico, peor es el estado de salud percibido y real, como se puede ver al siguiente gráfico.

Fuente: Blanes, A., Trias-Llimós, S. (2021). Viure menys anys i en pitjor salut: el peatge de la població amb menor nivell educatiu a Espanya. https://www.ced.cat/PD/PerspectivesDemografiques_024_CAT.pdf

Este fenómeno se agrava todavía más si nos fijamos en las mujeres: aquellas con niveles educativos más bajos solo disfrutan de buena salud durante poco más de la mitad de su vida, a partir de los 30 años, mientras que las que cuentan con estudios superiores lo hacen durante tres cuartas partes del tiempo. Es decir, las mujeres viven más tiempo, pero con peores condiciones de salud.

¿Un nivel educativo más alto te puede hacer vivir más años?

Así pues, vemos que la relación entre educación y esperanza de vida es clara y contundente, puesto que la educación tiene un impacto notable en la mortalidad y la salud.

Así lo refuerza también el estudio realizado por el Centro de Estudios Demográficos (Blanes, Trias-Llimós, 2021): las personas con un nivel educativo más bajo tienen una esperanza de vida menor. Este análisis, realizado entre el año 2017 y el 2019, muestra que en España los hombres con estudios superiores viven 5 años más que aquellos con estudios primarios o inferiores, mientras que la diferencia en las mujeres es de poco más de 3 años. Estos datos manifiestan como la educación puede actuar como un ascensor social, mejorando no solo las condiciones económicas sino también la longevidad.

Font: Blanes, A., Trias-Llimós, S. (2021). Viure menys anys i en pitjor salut: el peatge de la població amb menor nivell educatiu a Espanya. https://www.ced.cat/PD/PerspectivesDemografiques_024_CAT.pdf

En Cataluña, las desigualdades en la esperanza de vida entre barrios son todavía más significativas. Si nos centramos en Barcelona, según datos del Ayuntamiento, los residentes de Pedralbes tienen una esperanza de vida nueve años más alta que los de Vallbona. Estas diferencias reflejan las desigualdades económicas y educativas que coinciden con la esperanza de vida entre las diferentes zonas. La población de barrios con mayor renta y educación suelen tener mejores hábitos de salud, menos exposición a riesgos y mejor acceso a servicios sanitarios, factores que contribuyen a una vida más larga y saludable.

La prevención de la AEP resulta una cuestión crucial para todos los agentes de la sociedad, incluso en términos de salud

En conclusión, la relación entre el nivel de estudios y la salud, así como la esperanza de vida es evidente y más en situaciones socioeconómicas desfavorecidas. En este sentido, tal y como se defendía al inicio, reducir el abandono escolar prematuro es, por lo tanto, una tarea pendiente irrefutable que requiere la colaboración de toda la sociedad. Los diferentes agentes sociales tienen que trabajar en red para dar una respuesta tanto en el ámbito educativo, como en el sector de las entidades sociales, ambos acompañados, imprescindiblemente, de políticas públicas para abordar la cuestión de manera estructural.

Si bien los centros educativos tienen como hito proporcionar el apoyo académico necesario a los estudiantes en situaciones de vulnerabilidad, en el ámbito comunitario, las entidades sociales y las empresas también pueden contribuir a través de proyectos para mejorar las oportunidades de los y las jóvenes en estos contextos. El objetivo entonces es acompañar a las políticas públicas para garantizar no solo un acceso igualitario a los recursos educativos sino trabajar en su continuidad.

¿Cómo se puede abordar esta problemática?

Programas de empleabilidad como el programa ZING son fundamentales para ofrecer apoyo a los y las jóvenes en situación de vulnerabilidad, mejorando sus oportunidades educativas y, por extensión, su salud y calidad de vida. No solo ofreciendo un acceso igualitario en los estudios sino ofreciendo un acompañamiento constante para asegurar que la continuidad de los estudios esté tan garantizada como sea posible. En este sentido, ZING lo ejemplifica ofreciendo a jóvenes en situación de vulnerabilidad varios servicios como orientación vocacional, programas de becas de acceso a los estudios, servicios de acompañamiento y mentoría durante su itinerario y orientación laboral. Por lo tanto, ZING no solo busca reducir el AEP, sino también velar para mejorar las perspectivas futuras de los y las jóvenes, así como su calidad de vida.

La situación exige entender la educación como un ascensor social que ofrece oportunidades educativas y profesionales que aumentan el bienestar de los individuos y su salud. Con un trabajo colectivo y coordinado, se puede intentar garantizar un futuro más justo y saludable para todo el mundo, reduciendo las desigualdades y promoviendo una sociedad más equitativa y sana.

Fuentes consultadas:

Aguilar Palacio, I. Carrera Las Fuentes, P., Rabanaque, M.J. (2015). Salud percibida y nivel educativo en España: tendencias por comunidades autónomas y sexo (2001-2012). Gaceta Sanitaria. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0213911114002015?via%3Dihub

Blanes, A., Trias-Llimós, S. (2021). Viure menys anys i en pitjor salut: el peatge de la població amb menor nivell educatiu a Espanya. Centre d’estudis demogràfics. https://www.ced.cat/PD/PerspectivesDemografiques_024_CAT.pdf

CSDH (2008). Closing the gap in a generation: health equity through action on the social determinants of health. Final Report of the Commission on Social Determinants of Health.  https://www.who.int/publications/i/item/9789241563703

Curran, M., Montes, A. (2022). L’abandonament escolar prematur a Catalunyahttps://fundaciobofill.cat/uploads/docs/y/f/d/isl-abandonament_091122_curran_2.pdf

Jover, A., Manzano, M. (2024). Projecte d’avaluació i millora d’indicadors del Programa Zing.